Tundra
La
describe la vegetación de bajo crecimiento del ártico, más allá del límite
norte de la zona arbolada. Es un bioma que se caracteriza por su subsuelo helado, falta de vegetación arbórea o,
en todo caso, de árboles naturales, lo cual se debe a la poca heliofanía y al estrés del frío glacial; los
suelos, que están cubiertos de musgos y líquenes, son pantanosos,
con turberas en muchos sitios. Se extiende
principalmente por el hemisferio
norte: en Siberia, Alaska, norte de Canadá, sur de Groenlandia y la costa ártica de Europa. En el hemisferio
sur se manifiesta con
temperaturas mucho más parejas durante el año y en lugares como el extremo sur
de Chile y Argentina, islas subantárticas como Georgia del
Sur y Kerguelen, y en pequeñas
zonas del norte de la Antártida cercanas al nivel del mar.
La
tundra ocupa aproximadamente un quinto de la superficie emergida. Subiendo las
latitudes en dirección a ambos polos del planeta comienzan (entre los 45º y
60°, tanto norte como sur) las zonas de tundra. Bajando estas latitudes se
suelen encontrar bosques de coníferas (la taiga) con algunas betuláceas enanas en el hemisferio norte, y
bosques y selva húmeda fría de fagáceas seguidos de coníferas australes en el
hemisferio sur.
También existen biomas semejantes a los de la tundra por
efecto de altura, como en el Tíbet y en diversos niveles de las montañas
alrededor del mundo, como ocurre en zonas tropicales.
Se pueden distinguir
tres tipos de tundra: alpina, ártica y antártica; la alpina se encuentra en
zonas montañosas, mientras que la ártica se encuentra en zonas más bajas en
donde se forman charcos, y es en ésta donde hay mayor presencia de vegetación;
y, por último, la antártica, que cuenta con mucho menos biodiversidad que las
dos anteriores.
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